domingo, 23 de febrero de 2014

Rod Stewart: clásicos y emoción a cada minuto



Rod Stewart hizo vibrar G.E.B.A.


Eran las nueve y media y, como estaba pactado, debía empezar el show. Con la gente aplaudiendo, los vendedores de bebidas, panchos y pizzas gritando y una euforia que se desprendía de miles de fanáticas, se acercaba el momento de ver al increíble Rod Stewart. Con stands de merchandasing adornando los laterales del estadio, remeras con la cara del escocés, gente que llegaba apurada y trataba de ubicarse lo más rápido posible y mucha pero mucha emoción, las luces comenzaron a apagarse y comenzó el show.


Con solo cinco minutos de retraso, diez menos veinticinco todo G.E.B.A. estaba alentando y coreando el nombre de su ídolo. Con un impecable traje rojo amagentado, Rod Stewart salió a escena. Entre miles y miles de fanáticos, Rod comenzó su increíble recital de la mano de un clásico como lo es “This old heart of mine“. De punta en blanco, con sus zapatos acharolados, y con la simpatía que lo caracteriza, el público bailaba y aplaudía al ritmo de la música.


El británico, que realizó el show para presentar su último trabajo titulado “Time“, no pudo pasar por alto todos sus éxitos que, al ser tantos, siempre alguno queda por cantar, sumado a los favoritos de cada persona, que pedían a los gritos diferentes hits de Rod a lo largo de la noche.


Con su euforia de siempre, su baile alocado y a la vez sensual para miles de fanáticas y 69 años que no se notaron para nada, el escocés derrochó simpatía y, por supuesto, talento. Siendo uno de los pocos artistas que suenan exactamente igual en vivo que cuando se escucha un disco grabado en estudio, Stewart sabe como mantener intacta la emoción del público minuto a minuto.


Con una banda sonora estupenda, coristas y saxofonistas de lujo, entonó “Some Guys have all the luck“, con el que hizo que G.E.B.A. se prepare para lo que serían sus próximas históricas canciones. Al grito de “Esta será una noche realmente buena“, comenzó a sonar su icónico éxito “Tonight’s the night“, a la que les siguieron “Have your ever seen the rain” y “Twisting The Night Away“.


En el medio del show, una sorpresa grata deleitó al público. Rod llevó a su hija, Ruby Stewart, a cantar frente a todo el estadio. La rubia, vestida de negro y con un look impecable, cantó “Just one more day” y se llevó todos los aplausos. Pero la euforia llegó cuando entonó con su padre el hit “Forever Young“, con el que todo el estadio bailó y cantó felizmente.


Para un momento más melódico, el escocés se cambió de vestuario y optó por un acertadísimo y brillante traje de saco blanco y pantalón negro, con el que cantó las baladas características de su carrera, como “I don’t want to talk about it” con la que todos acompañaron con sus manos en alto, y otras de último disco.


Las imágenes de las pantallas fueron claves en este concierto, como en “Can’t stop me now“, donde aparecieron imágenes junto a su padre que le dieron al show un momento emotivo, lleno de buena música y sin perder el ritmo ni un segundo, como con “Sweet Little rock ‘n’ roller“.


Palpitando el final, Rod hizo el último cambio de vestuario, donde se mostró menos formal, pero con el mismo estilo, inigualable y sofisticado. Con una camisa rayada a colores y un pantalón blanco, el músico cantó sus últimos hits como “Maggie May” y “You’re in my heart“, con lo que trató de complacer a toda la audiencia.


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En el medio de sus éxitos, en las pantallas aparecieron imágenes de su conocida y loca pasión por el fútbol, específicamente por el club de sus amores, el Celtic de Escocia. Con el video de su desconsolado llanto ante una de las victorias del equipo, Rod comenzó a regalar pelotas de fútbol al público autografiadas por él –algo que se les informaba a todos los espectadores a través de las pantallas con el mensaje “Rod quiere hacerles saber que todas las pelotas están firmadas por él personalmente“- que pateaba hacia las plateas más cercanas.


Para culminar el recital, Stewart hizo la acertada elección de cantar “Do ya think i’m sexy“, con la que el público bailó, vibró, cantó y todo lo que se pueda imaginar para disfrutar ese momento que fue pura adrenalina y emoción.


Al finalizar, dijo un alegre “Gracias Argentina“, y se retiró. No conformes con esto, sus fanáticos comenzaron a aplaudir y pedir que cante alguna canción más, por lo que el escocés se hizo desear y unos minutos después salió a escena para terminar su increíble show de la mano de una de sus baladas más lindas y famosas como lo es “Sailing“.


A las once y veinticinco ya todo había terminado, y en menos de dos horas de pura música, baile y mucha, pero mucha simpatía y diversión, Rod Stewart dejó a todo el estadio G.E.B.A. con ganas de más, pero con un recital que, sin dudas, tuvo muchas emociones.



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Rod Stewart: clásicos y emoción a cada minuto


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